05.03.2013 12:00
Si hay una ciudad española peregrina por excelencia, esa es Santiago de Compostela. Final del Camino de Santiago y fusión de todas las rutas peninsulares. Ciudad que une turismo y fe en un ambiente medieval junto al sonido de las gaitas que envuelve la ciudad.
En esta ocasión, viajé desde Madrid a Santiago en un vuelo de Ryanair (siempre con el bajo coste, que nos hace posible nuestras escapadas) donde tuvimos un vuelo sin incidencias a la ida, pero retrasado a la vuelta. Eso sí la parafernalia “ryanariana” se hizo notar, por las tonterías de sus azafatas, donde tuvieron una pequeña revuelta con una señora que no quería quitarse el abrigo.
Pero salvo estas incidencias, Santiago en pleno corazón de Galicia, es una ciudad que merece ser visitada al menos una vez en la vida. Los accesos a la ciudad son sencillos, si viajáis hasta el aeropuerto, podéis ir hasta el centro en autobús, con un coste de 5,10€ ida y vuelta.
Todo el casco antiguo te sorprende por cada calle que vas pasando. Está bien señalizada y la amabilidad de los ciudadanos hace que te sientas orientado en la ciudad.
Plaza del Obradoiro y Catedral de Santiago
En mi caso tuve la oportunidad de ver la Plaza del Obradoiro sin gente, totalmente vacía y sí os digo que merece la pena. Justo me senté en el centro de la plaza a observar la increíble fachada de la Catedral. En esta plaza se unen todos los estilos (gótico, renacentista, barroco y neoclásico). Justo a vuestras espaldas, podréis ver el Palacio de Raxoi, que es el Ayuntamiento de la Ciudad y la Presidencia de la Xunta de Galicia. A mano izquierda nos encontramos con el Hospital Real. Este edificio de fachada plateresca fue construido por los Reyes Católicos sobre 1501 y a día de hoy es un hotel de gran lujo. En otro lateral veréis la Puerta de Platerías, que es la única fachada original de la catedral que se conserva, con diversas esculturas románicas.
Las cuatro plazas que rodean la Catedral conservan diversos tesoros que hay que ir visitando. Cada una de ella corresponde a cada una de las partes de la catedral y nos introducen en el mundo medieval compostelano.
Es obvio, que si hemos llegado hasta aquí, hay que visitar la Catedral. Todo peregrino que llega sube a abrazar al Santo Apóstol, que se encuentra en el Altar Mayor y se puede acceder por la parte trasera. Del mismo modo se puede bajar a ver la tumba del Santo, que se encuentra debajo del Altar. En el centro de templo, en el crucero, nos encontramos el Botafumeiro, que es un incensario bastante grande, que todo el mundo conoce y ha visto alguna vez por televisión como lo mueven por el transepto del templo. La única pena con la que me vine, por lo que tengo que volver algún día, es que no puede ver el Pórtico de la Gloria, ya que estaba en trabajos de remodelación.
Botafumeiro de la Catedral Altar Mayor de la Catedral
En la Plaza de Abastos, se puede ver a la gente típica de Galicia. Un mercado que tiene de todo tipo de verduras, carnes y fresquísimo pescado. Olor a mar mezclado con el de la empanada gallega. Visitadlo porque hay ofertas muy interesantes.
Mini Empanada de Carne
Y qué comer, pues como no, la empanada gallega, la torta de santiago o cualquier tipo de marisco será un grato recuerdo a traeros y recordaros durante un tiempecillo.
Dulces típicos
A lo largo del resto de la visita a la ciudad, patear y patear, hay que ir descubriendo sus callejuelas, parques, palacios que hay bastantes y pequeñas iglesias con un montón de imágenes medievales y nos llevan al mundo celta. Todo esto acompañado de un montón de peregrinos que con fe y devoción llegan tras días de largo camino hasta la ciudad y reciben su recompensa.
Calles del Centro
Visitad esta ciudad, es apta para un día.
