18.10.2013 07:00
Como nos gusta viajar más que a un tonto un lápiz, el pasado fin de semana nos fuimos a una de las provincias españolas más olvidadas pero que tienen un encanto especial ya que mezcla la Castilla más machadiana con la Galicia más mágica.
Nuestro lugar de destino fue Zamora. Una de las provincias más desconocidas por los turistas ya que mucha gente no sabe ni situarla en el mapa pero es un lugar maravilloso que aúna la belleza, la tranquilidad y la buena gastronomía.
Como Zamora es una de las provincias españolas de mayor tamaño con una extensión de más de 10.000 km² tuvimos que decidir a qué comarca iríamos a pasar el fin de semana y nos decidimos por la comarca fronteriza de Sanabria.
Situado al Noroeste de Zamora y lindando con Galicia a muy poca distancia de Ourense partimos a conocerla en profundidad. Elegimos Puebla de Sanabria como lugar de parada y fonda para descubrir esta bella comarca.
Puebla de Sanabria es la capital de la comarca y es un lugar que todo el mundo debería ir al menos una vez en la vida. Su impresionante río Tera separa la parte más monumental de su zona más residencial. Al estar en otoño no pudimos bañarnos en él (en verano debe ser una gozada) pero si nos dimos un paseo por su orilla izquierda y fue toda una gozada ver a los pescadores de truchas y poder observar desde la parte más baja del municipio todo su patrimonio histórico reflejado en sus cristalinas y limpias aguas.
Arrancamos el primer día desayunando en Puig una de las mejores pastelerías de Puebla de Sanabria nos metimos entre pecho y espalda un riquísimo chocolate caliente acompañado con un croissant relleno de nata. Como teníamos calorías para poder recorrer el Paris Dakar a la pata coja comenzamos a investigar y turistear por este fantástico Municipio.
Subimos por la cuesta que nos lleva a la zona más monumental que es el Castillo de los Condes de Benavente y la Iglesia de Nuestra Señora de Azogue. Toda la caminata hasta que llegamos allí era como pasear por un pueblo medieval con sus grandes casonas y sus vecinos en “pie de guerra” para decorar las entradas de estas casas con las mejores flores de temporada. Tiene que ser todo un espectáculo en primavera cuando las flores están en plena floración.
Llegamos a la plaza del Ayuntamiento un edificio de estilo Isabelino de grandes arcadas en la entrada y que también “guerrea” por ser el edificio mejor decorado florísticamente hablando. Junto al Ayuntamiento la Iglesia de Nuestra Señora de Azogue nos da pistas de cómo era el románico en esta zona destacando sobre todo su portada presidida por toscas figuras que dan paso a su interior. Pegado a esta Iglesia está la Ermita de San Cayetano de estilo neoclásico construido allá por el siglo XVIII Uno debe perderse el interior, sobrio pero perfectamente conservado y con alguno de los pasos que utilizan en Semana Santa.
Bordeando estos lugares religiosos llegamos a la joya de Puebla de Sanabria: el Castillo de los Condes de Benavente. Se levantó encima de una antigua fortaleza en el siglo XV. Después de sufrir varias guerras y un conato de demolición el Castillo se levanta orgulloso en lo más alto de Puebla de Sanabria. Se puede visitar su interior y recomiendo no perdérselo ya que es uno de los mejores castillos en los que hemos estado y dentro de él se encuentra una magnifica Biblioteca, sala de exposiciones y la torre del homenaje (conocido popularmente como “el macho”) es ahora el centro de interpretación de las Fortificaciones.
Como no va a ser todo turisteo y necesitamos más calorías elegimos un restaurante en la plaza de Armas (después de ver innumerables restaurantes con un aspecto soberbio cada uno) Pedimos truchas en salsa, una buena elección ya que estaba exquisito aunque nos quedamos con ganas de probar los habones Sanabreses pero después del croissant con nata de por la mañana nuestra conciencia no nos lo permitía.
Después de un primero, de un segundo, de un postre y de un licor de hierbas típico de la zona decidimos continuar aunque ya no anduviéramos por sus calles ya que básicamente rodábamos pero con la excusa de un “día es un día” a nuestra conciencia la hicimos enmudecer.
Fuimos a tomar un café por la parte del Castillo donde se observan una de las mejores vistas de Puebla de Sanabria ya que desde aquí se observa el río Tera, la Sierra de la Culebra y se intuye la “localización” del Lago de Sanabria.
Continuamos la caminata por el pueblo y al perdernos por sus calles y señoriales casas descubrimos el museo de los Gigantes y cabezudos no perdérselo ya que en esta zona es de las tradiciones más típicas.
Como soy un obsesionado por la buena iluminación nocturna de los lugares a los que visito os recomiendo encarecidamente que por la noche empecéis vuestro paseo desde la ribera del Tera hasta el Castillo. Una iluminación espectacular de todo su conjunto histórico hace que todo su patrimonio se vea diferente y más espectacular si cabe.
Prometimos volver y lo que prometemos lo hacemos.
By Alfonso M.
