10.02.2013 17:30
Hace unas semanas nos escapamos un fin de semana a Asturias, donde pasamos por la capital del principado y disfrutamos de una fantástica estancia porque sus gentes y ambientes hacen que te sientas como en casa y te crean un gusanillo interior que hace que quieras volver.
A tan sólo 30 minutos de autobús desde el aeropuerto de Asturias, y tras pagar 7,50€ por trayecto, llegamos a Oviedo, donde desde nada más bajar del bus, pareció haber llegado a la Vetusta de Clarín. Amplias calles, edificios de finales del XIX y un sabor a la época romántica es la bienvenida que te dan en esta ciudad.
En esta ocasión, Águeda, fue quien me acompañó a la aventura, aunque Arturo se quedó triste en Cáceres por no poder venir, la obligación mandaba.
Para esta ciudad, os recomiendo calzado cómo y de abrigo, el frío se hace notar rápidamente y en nuestro caso, la lluvia no fue menos. Tras haber hecho el check-in en el Room Mate Marcos, que fue donde nos alojamos, salimos a patear la ciudad. Pero eso sí, primero tuvimos que desayunar, y como no, os recomendamos el Café La Corte de Pelayo. Este café, decorado con amplias cristaleras, te recuerda a los cafés de época y es barato desayunar allí, ya que las cantidades merecen la pena, y pagamos 5€ por 2 cafés y 2 croissant de queso, jamón y bechamel.
Si algo merece Oviedo es pasear y pasear, perderte por sus calles y descubrir. Ver el teatro Campoamor, el Campo de San Francisco, la Iglesia de San Isidro, el Ayuntamiento, la Catedral, Santa María de la Corte o el Convento de San Pelayo, la Universidad, el Hotel Reconquista, junto a todos los palacios que hay a lo largo del paseo de la ciudad. Una buena panorámica que se hace a lo largo de un día a pie.
José Ángel junto al Teatro Campoamor
De todo lo turístico os recomiendo sobre todo la Catedral, visitarla por dentro y gratuitamente. Sólo se precisa entrada para el claustro y el museo de la Catedral, donde podréis ver las dos cruces, tesoros de la orfebrería del arte asturiano y que es el símbolo de la bandera del Principado.
Catedral de Oviedo
Junto al paseo urbano, id descubriendo las 32 esculturas que la ciudad oculta, hay rutas que se pueden seguir para descubrirlas todas. Entre ellas la última incorporación fue la del director de cine Woody Allen, pero no olvidar que hay obras de escultores como Botero, Hugué o Víctor Hevia entre otros. Entre ellas y los edificios, la armonía es perfecta, pero falta una cosa. Un viaje a esta tierra no es perfecto y no lleva su guinda si no se come como es debido y se toma una buena sidra bien tirada.
Por fin lo encontramos
Sin duda tenéis que ir a la calle de la Gascona. Esta calle peatonal acoge todas las sidrerías de la ciudad, por no decir las mejores a la vez de restaurantes a ambas partes de la calle.
Para ello, Águeda que es medio cocinera, tuvo muy buen ojo y eligió un restaurante que a día de hoy OS RECOMENDAMOS. La sidrería Tierra Astur, situada en la parte alta de la calle, es un lugar donde, sidra, calidad y cantidad de comida, ambiente de la gente y buenas recomendaciones de los camareros, junto a económico te permiten probar su cocina y salir encantado. Nosotros cenamos y comimos aquí. Las tablas de queso, junto a sus frutos secos y el dulce de membrillo, la Galgana, un plato típico y contundente o, como no, las fabes nos hicieron irnos de la ciudad con un Buen Sabor de boca.
Galgana
A esta visita sólo le hacía falta visitar el prerrománico asturiano, como es el caso de San Miguel de Lillo y Santa María de Naranco, pero tanto la lluvia como la niebla, impidieron subir al Monte Naranco. Visita que tenemos pendiente para la próxima visita a la ciudad. Cuando volveré a Oviedo, no lo sé; lo que sí sé es que quiero volver.
Despedida en el Aeropuerto de Asturias
