Brujas, un pueblo de cuento

Pasar un día en Brujas, es una asignatura pendiente para todo viajero. Desde la capital belga a tan solo 1 hora de tren, se puede descubrir un maravilloso pueblo que parece estar sacado de un cuento.

El billete de tren desde Bruselas hasta Brujas, tiene un coste aprox. de 25€ ida y vuelta (2010), es un precio un poquillo elevado, para un 100km de distacia; pero en general, Bélgica es un país caro.

Cuando llegas a la estación de tren de Brujas, finalmente dices: Hemos llegado!!, pues no, tienes que coger un bus, que por el trayecto son 2,10€ por persona, que te acerca al pueblo que está a 15 minutos.

Finalmente, mientras que todo el público se viene quejando en el bus de los precios que tienen impuestos, llega el silencio sepulcral cuando los primeros edificios, que son preciosos, empiezan a aparecer. Ahí es cuando merece la pena lo que has pagado.

Todos los rincones del pueblo son para no olvidar. Sus calles, sus parques, edificios, plazas... son un impacto visual que no se pierde fácilmente.

Entrar en el Beginjhof (un patio de los más antiguos de Bélgica), cruzar los puentes y ver los canales, la Catedral de San Salvador,  la Iglesia de Nuestra Señora (donde se puede ver "Virgen y Niño de Miguel Ángel) y finalmente la plaza de Brujas, son los lugares recomendados para pasar un día en una recreación de cuento. Representaciones a diario y coches de caballo hacen la recreación popular. 

Todos los edificios y casas de estilo medieval y con el legado flamenco muy vivo permiten que durante toda la estancia no pares de estar haciendo fotos y de mirar a un sitio y a otro para no perder detalle. 

Y como no, estar en Brujas es de nuevo una escusa perfecta para probar cualquier dulce que lleve chocolate, ya que estamos en tierra de ello, aunque el precio sea un poco alto.

Aunque nuestra escapada fue en 2010, a día de hoy, es uno de los sitios a repetir en un futuro. No dudéis en ir si viajáis a Bruselas.